¿Por qué debería volver la Mili?



Mili... Recuerdo que en mi época de juventud esta palabra ya causaba auténtico pavor con sólo recordarla. Era algo que a mis amigos y a mí nos rompía con todo nuestros planes en torno a nuestra formación: perder, o hacer un paréntesis de un año para que te instruyan con el único objetivo de condicionarte y prepararte para defender a tu patria llegado el caso. 

Afortunadamente nos libramos. Gracias a las sucesivas prórrogas que fuimos empleando para continuar con nuestros estudios, nos convertimos en la primera generación exenta de realizar la Mili debido a la profesionalización del ejército, hecho que para todos nosotros fue un bálsamo. Pero lo que son las cosas... Pero lo que son las cosas, con el paso de los años me autoconvencí de que me hubiera venido muy bien haber pasado por la Mili, ya que por esa época era bastante gilipollas y podría haberme servido de terapia para espabilar bastante y prepararme ante los palos que la vida me reservaba. 

Hoy en día no sólo me mantengo en mis treces, sino que además pienso que en esta época en la que vivimos sería más que recomendable que volviera el Servicio Militar Obligatorio a nuestro país, pero con ciertos matices que quisiera exponer a continuación. 

ESPAÑA Y SU ALTOS NIVELES DE DESEMPLEO JUVENIL


Que los jóvenes españoles de hoy en día lo tienen muy jodido para encontrar un empleo ya no estable, sino que no esté sometido a la precariedad y unos sueldos irrisorios es algo obvio, para qué lo vamos a negar. Cuando los chicos acaban su formación obligatoria tienen un panorama bastante desolador. Por un lado tenemos a quienes siguen estudiando para tratar de aspirar a un empleo para el cual estarán sobradamente cualificados, o para buscar mejor suerte en el extranjero, mientras que por otro tenemos a aquellos jóvenes que, bien porque no quieren, bien porque no pueden, o bien porque no se ven capaces, no desean seguir estudiando. 

Y aquí es donde el paisaje pasa de desolador a catastrófico. Desde hace bastante años estamos siendo testigos del afloramiento de una gran cantidad de jóvenes a los que se les conoce como Ninis (ni estudian, ni trabajan) Ciertamente las cifras son preocupantes: se calcula que en España unos 400.000 jóvenes entre 16 y 29 años ni estudian ni buscan empleo activamente, ya que la mayoría prefieren quedarse en casa bajo el cobijo que ofrece el Estado del Bienestar de sus padres que el trabajar en un empleo precario y mal remunerado. 



¿No es hora, pues, de que les ofrezcamos a estos jóvenes una alternativa? Me explico. Vale que gracias a la profesionalización del ejército se tiene la opción de optar por alguna plaza dentro de las Fuerzas y Miembros de Seguridad del Estado, pero el problema es que hay casos en que estos Ninis no alcanzan la formación adecuada ni cumplen con los requisitos para participar en los procesos de selección. 

Pero eso no es todo. Si observamos el perfil de un Nini, suele cumplir siempre un requisito: ha conseguido todo lo que tiene sin esfuerzo. Su videoconsola, su ordenador, su smartphone de última generación para compartir fotos y llevarse horas hablando por WhatsApp, su ropa para estar a la última moda, las sesiones de peluquería y el dinero suficiente para poder salir de fiesta con los amigos, entre otras cosas, nacen del sueldo que ingresan su padre y/o madre cada mes. Tienen, pues, un nulo conociemiento de lo que es el mérito de ganar algo gracias al esfuerzo propio, y no sólo eso, sino que además con cada día que pasa se ven menos capacitados para ello. 

ASÍ DEBERÍA VOLVER LA MILI



Siempre se ha considerado a la Mili como un servicio destinado a preparar a los jóvenes en la defensa patria. Vale, eso es indudable, pero creo que al margen de esto pienso que tiene más una función más orientada hacía el ámbito disciplinario. Pueden que me tachen de retrógrado o militarista, pero creo que no le vendría nada mal a más de un chico o chica que sólo basa los ideales de su personalidad en la cantidad de likes que tiene dentro de una determinada red social o cuyo ídolo es una persona que se gana la vida subiendo vídeos a YouTube dando consejos de maquillaje o gastando bromas pesadas a la gente, hasta que le dan una merecida hostia en la cara. 

Eso sería la Mili, esa hostia que necesitan. Esa soberana hostia que la vida nos ha dado a todos en más de una ocasión, pero que posteriormente ha tenido un efecto terapéutico inmejorable. ¿Y cómo debería ser esta "nueva Mili"? Mi opinión es la siguiente: 

Cuando un chico o chica acaba los estudios obligatorios, es decir, a los 16 años siempre y cuando no haya repetido curso, tiene que elegir entre continuar con su formación, o buscar activamente empleo. Pues bien, yo propondría un periodo de 2 años (por ejemplo) para que el jóven se dedique a esos menesteres. Ahora bien, si en ese periodo se demuestra que dicho joven ni ha continuado su formación (o lo ha hecho pero demostrando un desinterés aboluto, lo cual se reflejaría en sus calificaciones) ni ha buscado empleo, tendría la obligación de realizar un servicio militar obligatorio de un año, por decir un periodo. Al finalizar ese servicio obligatorio, el cual ya le ha dado al joven una formación, se le daría la oportunidad de que ligara su futuro profesional al ejército, teniendo así la oprtunidad de acceder un empleo estable lejos de la precariedad laboral. 

Evidentemente, soy consciente de que esta idea puede tener lagunas y habría que especificar muchos más detalles, pero sólo quería reflejar la idea en general. Además, esta opinión va más enfocada en el plano educacional que en el plano laboral, ya que enseñaría a estos Ninis no sólo la importancia de ganarse las cosas gracias al esfuerzo, sino el que se sientan capaces de hacer dicho esfuerzo y tengan motivación para ello. Ese es el gran problema de los Ninis, la apatía y falta de motivación que les asume en el ostracismo diario sin ninguna motivación que les impulse a crecer como persona porque no se ven capaces de ello. 


De modo que esta Mili vendría a realizar esa labor que los padres no han sabido hacer pensando que la mejor forma de proteger a su amado hijo o hija es concediéndoles todos sus caprichos, en vez de prepararles para los palos que la vida les dará... Triste, pero es así.


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